Modelo de examen: Tarea para el jueves 22

Sobre la siguiente actividad vamos a trabajar el jueves. Es obligatorio que todos lleven las cuatro consignas respondidas por escrito.

Las personas que se ofrecieron como voluntarias deben enviarme por mail dos consignas (la número 3 y otra que prefieran). Tienen tiempo hasta el miércoles a la noche.



Modelo de examen

Leer el siguiente texto y responder las preguntas que figuran a continuación:

No es la fuerza, es la cultura
Alejandro Grimson, Eleonor Faur
(1)Las mitomanías explican las diferencias entre varones y mujeres mediante fundamentos biológicos. Y ante el primer malentendido que involucra a ambos géneros, de inmediato surgen las generalizaciones y oímos la inefable exclamación: “¡Es que las mujeres/ los hombres (tache usted lo que no corresponda) somos totalmente distintas/os!”. Uno de los best sellers de no ficción de los años noventa se titulaba: Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus. Con esta metáfora, su autor, John Gray, prometía una guía práctica para mejorar la comunicación en la pareja (y obtener del otro lo que se desea). Sus explicaciones descansan en una premisa básica: varones y mujeres somos tan diferentes que la incomprensión es inevitable, lo mismo que el constante esfuerzo de traducción para entender qué quiere decir el otro. Gray elabora un diccionario “martevenusiano” con ese fin. Pero no se atreve a señalar ninguno de estos lineamientos como universal ni tampoco como “esencial”. Más bien, advierte que habrá lectores o lectoras que no se identificarán con sus postulados planetarios. No lo dice, pero seguramente sabe que el origen de las diferencias y desigualdades, incluso de los lenguajes y perspectivas que parecen estar en las antípodas, no es biológico.
(2)Si se tratara de una cuestión biológica, el estatus de varones y mujeres no podría modificarse mediante leyes y políticas, como sucede. Los estereotipos parten de una mirada sin términos medios, que piensa los sexos como opuestos y complementarios, como si el símbolo del Yin y el Yang pudiera contenerlos. De este modo construyen explicaciones y naturalizan diferencias y jerarquías. Pero, si bien existen algunas diferencias que, por sí solas, no suponen valoraciones, lo cierto es que muchas derivan en desigualdades y que la frontera entre las diferencias jerárquicas y no jerárquicas se vuelve borrosa.
(3)Tomemos como ejemplo una creencia clásica: las mujeres son más emotivas y los varones más racionales. ¿Esa noción describe al mundo tal cual es? ¿Podemos asegurar que no encierra juicios de valor? En realidad, tiene implicancias. La emotividad de la mujer parece más apta que la racionalidad del varón para desplegarse en el hogar: un centro de “calidez” y “amor”. En cambio, el varón –dueño exclusivo del atributo del cálculo– superará a la mujer en los negocios y la política: el frío ámbito de la utilidad. Esta suposición engloba una cadena de responsabilidades (y restricciones) para cada género. Por supuesto, estos estereotipos pueden derrumbarse con contraejemplos de varones emotivos y mujeres racionales. Pero en el ínterin se encadenaron decenas de mitos. ¿Qué hacemos con el que señala que las mujeres están destinadas al cuidado de los hijos y los varones representan la ley? ¿En qué lugar coloca esta creencia a varones y mujeres? Las ciencias sociales cuestionan esa creencia tradicional, que supone que toda diferencia o jerarquía proviene de la biología. Si no es la biología, ¿cuál es el factor determinante para las desigualdades entre mujeres y varones? Es la simbolización que cada sociedad hace de la diferencia sexual. La forma en que cada cultura imagina qué es propio de cada sexo, según su papel reproductivo, es la base que sustenta la formulación, justificación y divulgación de cierto tipo de orden social. En otras palabras: el factor principal no es la biología, sino el significado social que le damos.
(4)Digámoslo de entrada: las diferencias biológicas existen, pero no explican por qué los niños juegan al fútbol y las niñas con muñecas. Tampoco explican que, por realizar idéntica tarea, las mujeres perciban salarios más bajos que los varones o que en la mayor parte del mundo jamás haya habido una gobernante de sexo femenino. Las desigualdades se explican por motivos culturales antes que por diferencias hormonales.
(5)Durante largo tiempo las mujeres no jugaron al tenis. Hoy sí lo hacen. Sin embargo, se organiza un campeonato masculino y otro femenino porque hay diferencias de altura, potencia y fuerza, y es probable que, en un hipotético enfrentamiento, los varones más destacados en el deporte venzan a las mujeres de su categoría. Sin embargo, en los casos en que una persona trans apela a la justicia para ser incluida en el campeonato del sexo de “llegada”, puede verse hasta qué punto la decisión depende del marco legal. Consideremos a Jessica Millamán, una jugadora trans de hockey, cuya identidad reconocida por ley es femenina y, por tanto, no aceptarla en el equipo obraba como una discriminación. De modo que, aunque exista un componente biológico, lo social siempre se pone en juego.
(6)El problema comienza cuando se asocia densidad muscular con características sociales, económicas, políticas. Cuando se relaciona la fuerza física con la superioridad intelectual. Cuando la genitalidad se traduce en aptitudes diferentes, y el proceso de gestación, en incapacidad para gobernar. Es entonces cuando ingresamos, sin escalas, en el terreno de las mitomanías. Cuando dejamos de explicar el origen de las desigualdades entre varones y mujeres por la biología y lo hacemos por la sociedad y la cultura, la palabra clave deja de ser sexo y pasa a ser género.
(7)El punto de vista de una sociedad sobre las vaginas y los penes puede variar entre jóvenes y ancianos y entre varones y mujeres. De hecho, la oposición entre naturaleza y cultura también es un modo de pensar las divisiones internas de una sociedad. En la Argentina esto se resume en la célebre oposición sarmientina entre civilización y barbarie. El reconocido antropólogo Claude Lévi-Strauss mostró que en todas las culturas existen oposiciones entre lo “salvaje” y lo “doméstico”, entre lo crudo y lo cocido. Eso también sucede con la oposición binaria mujer/hombre. Atribuimos características “femeninas” o “masculinas” a cada sexo y a sus conductas, pero también a los lugares, las comidas y los colores. Pensar nuestro mundo implica apelar a la división de lo masculino y lo femenino; adjudicar esa división a la biología le otorga eficacia y contundencia. El promedio de estatura de los varones del planeta es mayor que el de las mujeres. Lo mismo sucede con el peso o la fuerza física. Pero esto no es razón válida para que los más fuertes dominen a las más débiles. Esa diferencia no expresa nada acerca de las capacidades intelectuales. Tampoco habilita desigualdades de derechos, de trato, de libertad, de dignidad. Hay diferencias. El problema radica en su jerarquización, en otorgar más valor al pene que a la vagina, a los varones que a las mujeres, a lo masculino que a lo femenino.

1. De acuerdo a la concepción de Bajtín, ¿a qué género discursivo corresponde el enunciado leído? Fundamentar la respuesta.

2. Explicar cómo se construye la prueba por el pathos, en términos de Amossy, en el texto leído. Para completar el análisis, identificar al menos dos pathemas y explicar qué efecto generan.

3. Explicar la metáfora “el frío ámbito de la utilidad”, presente en el párrafo (3), en términos de Angenot. ¿Por qué el enunciador elige esta metáfora?

4. Identificar en el texto dos formas distintas de polifonía. En cada caso, explicar de qué tipo de polifonía se trata y cuál es su función.


Otras preguntas para practicar:
a. Analizar la construcción del ethos en el texto leído. ¿Cuál es la finalidad de dicha construcción?
b. Explicar las nociones de ethos y garante en términos de Maingueneau.
c. Analizar la escena de enunciación, de acuerdo a Maingueneau. ¿Qué logra esa particular organización de la escena?
d. Explicar dos diferencias y, al menos, una similitud entre las visiones de Le Guern y Aristóteles sobre la metáfora.
e. ¿Cómo se relaciona el enfoque de Angenot sobre la metáfora con la Retórica Aristotélica? Fundamentar. 
d. ¿Cuáles son las dos nociones que, desde la perspectiva del Análisis del Discurso, definen el concepto de polifonía? Explicarlas.



Ojo! 👀 En el parcial habrá preguntas similares a estas: no habrá las mismas preguntas.

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